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miércoles, 21 de noviembre de 2012

Curso para padres - BOLETÍN N. ° 2 (segunda entrega)

Hola, homeschoolers:

...Viene de la entrada anterior...

2- Anécdota familiar: Agradecer...¡a veces nos sorprende!

Agradecer provoca efectos inesperados. No siempre las respuestas que recibimos cuando agradecemos estaban en nuestros planes. Lo seguro es que nos podemos sorprender gratamente…
Esta semana había recibido varios gestos de cariño de uno de mis hijos, lo que coronó con un regalo, que tuvo la gentileza de elegir y comprar para mí, con todo lo que eso significa para un varón. Decidí mandarle un mensaje a su celular agradeciendo su regalo y dando un paso más, agradecí su amor y sus cuidados.
Grande fue mi sorpresa con su respuesta: “De nada. ¿Estás bien mamá?, ¿te sentís mal?-”. Me reía sola cuando le respondí. El efecto saludable: me cambió el humor  al mediodía, hora crítica para las madres que intentamos que nuestros hijos tengan una dieta balanceada, a precio razonable y que estamos a pleno torbellino entre los que dejan el hogar y van llegando.
Uno de mis hijos, solía hacer sus tareas escolares y hogareñas a medias y a destiempo. Opté por motivarlo agradeciéndole lo que hacía, priorizando la mitad del vaso lleno.  Su respuesta pronta fue: “- mami, ¿estás siendo irónica?-”, él puso el acento en la mitad del vaso vacío. El efecto saludable:  diálogo por medio, comprendió la sinceridad de mi agradecimiento y sintiéndose valorado en su esfuerzo, se empeñó en completar su obligación.
Agradecí a mi esposo un cariñoso mensaje que me había mandado durante la mañana y le escribí: “Gracias por el regalo de esta mañana”. El, sin sospechar que me refería a su mensaje,  se preguntó mil veces a qué me estaba refiriendo, sin encontrar respuesta y llegó a la conclusión de que, con sutileza femenina le estaba pidiendo un regalo. Llegó del trabajo con un regalo para mí. ¡Es obvio el efecto saludable de agradecer!

Prof. Alba Correa
Lic. Cecilia Scarafia

2- Cuento: "Mejor que en los sueños"

 "Las cosas fantásticas solo suceden en los sueños”- pensaba Valentina, mientras preparaba su mochila para ir al colegio. Su mamá le había preparado una rica torta para la merienda, pero ella no se dio cuenta del detalle. Refunfuñando por el tiempo, la lluvia, la hora, su gran mochila, el colegio y el transporte, tampoco percibió la ropa planchada sobre la cama y el desayuno con olorcito a tostadas que la esperaba en la cocina
Su hermano le había explicado el tema para la evaluación de sociales, por lo que, cuando se encontraron en el desayuno, la invitó a recordar las ideas principales y la despidió deseándole buena suerte, mientras subía al transporte. Pero Valentina no lo escuchó… ¡se había olvidado de protestar por el examen de un tema aburrido en un día de lluvia!
Llegó la hora de plástica y entretanto, Valentina practicando su deporte favorito, es decir refunfuñar, descubrió en la mochila una bolsita con todos los materiales que la profesora había pedido para ese día. ¡Papá no se había olvidado!
Llenó toda la tarde con  sus rezongos y pedidos: “!quiero milanesas, necesito plastilinas, ayudame con el resumen, que frío hace, que aburrimiento!”
Cansada de todo se durmió. Y soñó mil sueños, al menos eso le pareció. Unos pequeños duendes, de los que solo existen en los sueños, le enseñaron sus trabajos. Ellos reciben los mensajes familiares y los clasifican en “pedidos” y “agradecimientos”. La misión de los duendecitos es que los mensajes no se pierdan y lleguen a quien corresponde. Miles, millones y más eran los mensajes familiares de “pedidos” y solo diez eran los mensajes familiares de “agradecimiento”.
Valentina despertó y comprendió inmediatamente su sueño: siempre pedimos, exigimos, protestamos y esto no nos deja apreciar lo que recibimos y no agradecemos.
Inmediatamente decidió agradecer y valorar lo que recibe. Y no solo esto, sino también realizar la misión de los duendes en su propia familia: hacer que lleguen a todos los mensajes, especialmente los agradecimientos, ... ¡mejor que en los sueños!

2- Los efectos de agradecer.

Muchas empresas, capacitan a su personal para que usen determinadas "fórmulas"  al dirigirse tanto a sus clientes como a sus compañeros de trabajo. "Buen día, habla Marta" o "gracias por su compra", son frases que muchas veces pueden sonar automáticas en estos ambientes, pero aún cuando han sido dichas "por costumbre o por obligación" igualmente nos son agradables escuchar.
Obviamente, que es mucho mejor, cuando van acompañadas de un genuino sentimiento de gratitud, cuando son dichas por el deseo de dar al otro un regalo (el regalo del agradecimiento), o cuando provienen de la capacidad de valorar lo que recibimos de los demás.
A veces puede costarnos pronunciar esta palabra "gracias", sin embargo, si nos vamos haciendo el hábito, aunque no sea tan "sentida" en un inicio, causará un efecto positivo en el otro y en nosotros mismos.
Las personas agradecidas:
- disfrutan más de la vida
- tienen capacidad para ver lo pequeño y valorarlo
- están más centradas en lo que tienen que en lo que les falta
- gozan de mejor ánimo y de mejor salud psicofísica.
- son más atractivas para los demás, que se sienten cómodos en su compañía.
Efectos del agradecimiento en la vida familiar:
-       En  quien expresa el agradecimiento: cuando agradecemos reconocemos las buenas acciones de los miembros  de nuestra familia. Sin embargo, cuando esto se va convirtiendo en una saludable costumbre, practicada cotidianamente y con cada uno, los beneficios para quien agradece se profundizan: no solo valoramos las buenas acciones, sino que descubrimos los empeños y las luchas por practicar valores, el esfuerzo por superar dificultades; la capacidad de observar no solo los resultados, sino también el trabajo.
Cuando agradecemos, no solo valoramos lo que los miembros de la familia hacen, sino también lo que son.
-       En quien recibe el agradecimiento: Cuando nos agradecen nos ayudan a perseverar en la práctica cotidiana de los valores, a profundizar los motivos y la rectitud de intenciones, a esforzarnos cada vez más. Nos motivan a ser mejores. Nos expresan que somos capaces de dar más…nos vuelve más optimistas sobre nuestras posibilidades y capacidades. Sentimos que nuestro aporte es importante.
-       En el ambiente familiar: se suavizan los modos, se desdramatiza la vida familiar porque nos centramos en lo positivo, nos alegramos, nos ejercitamos en valorar  lo pequeño y lo grande de las personas y los acontecimientos.
Ahora a ponerlo en práctica... y ¡GRACIAS.... por llegar al final de este artículo! (Si lo hiciste y te gustó, avisanos con tu "me gusta")


Cariños para todos,
Ximena




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