Hola, homies:
Ayer fue un día
importantísimo en mi vida, después de tantas batallas, llegó la dichosa (con
una carga totalmente positiva) entrega de diplomas.
Me emocioné como una
idiota atrofiada, no quería llorar para no avergonzar a Tomy, pero estaba en un
hilo, y la alegría gral. de todos los presentes, era abrumadora. Era un sentimiento masificado, pero lo que
recalco fue la manera en la cual se desarrolló, en paz, con tranquilidad, nada
que opaque el logro y reconocimiento para cada uno de esos seres que dieron por
terminada una etapa más que importante en su vida.
Y pasando por esto, me
pongo a pensar en que los Estados deberían asegurar que la vida escolar se
diera en ese marco, en un marco de armonía, afabilidad, porque todos sabemos lo
difícil que es educar y criar a nuestros
niños, y cuando llegan momentos como estos, es que vemos el fruto de esos
eternos momentos de constante labranza, de frustraciones, de dudas, de
equivocarnos y aprender, volver a equivocarnos y así hasta dar con la respuesta
acertada, la medida justa, la opción analíticamente correcta.
Todos los niños merecerían
un acto homenaje similar, sacando el escenario, con más o menos lujos, con o
sin uniforme, pero con sonrisas, con lágrimas de felicidad, en comunión, aunque
sin conocerse con el resto de los presentes, pero así.
Es frente a estas cosas
que uno se plantea: ¿POR QUÉ NO HACEMOS COSAS ASÍ MÁS SEGUIDO? ¿Por qué no
buscamos más causas que nos mancomunen? Que nos acerquen, que fijen lazos…
Yo no soy muy proclive a
relacionarme con gente ajena a mi círculo íntimo, pero aquella mañana, y pese a
que conocía a muy pocos de los presentes, y cuando digo pocos, hablo de una cantidad inferior
a la suma de los dedos ambas manos, pero la energía tan fuerte y tan
bienintencionada que se percibía, era hermosa.
Viendo esto hoy, entendí
cuál es el craso error, y ellos (las autoridades del Estado) no quieren entenderlo.
La cuestión de socialización no está en el ámbito escolar, está en el resto de los
momentos. Uno no hace amigos mientras está escuchando la lección de matemática,
sino que los hace en los recreos, en los ratos libres, cuando hay que reunirse
a estudiar. Por lo tanto, deberían dejar de insistir con la obligatoriedad de
concurrencia a los establecimientos educativos para formarse, sino poner como
medida exclusiva y de participación obligatoria, la creación y asistencia a
cursos o grupos de estudio, que podrían llevarse a cabo durante los sábados o
algunos días de la semana, cuando culmina la jornada del turno tarde, para los chicos bajo la modalidad regular. Talleres
que no solo sirvan para sostener esa política de la socialización, sino que
para controlar o visar el sano desarrollo de los niños. Obrarían de docentes y
de asistentes sociales sin accionarlo de manera invasiva y amedrentadora. La
cual sería otra manera de ayudarnos a los padres, a sobrellevar el costo
económico educativo por cada niño.
Ese tipo de jornadas
integradoras forjarían muchísimo para mejorar el panorama de muchos niños, y también a que
las administraciones de los colegios privados debieran frenar sus
ansias de incremento de sus arcas, debiendo dejar la usura para otras áreas, en caso de poder aplicarla ahí, obviamente.
No sé, digo, ¿qué opinan?
Cariños para todos,
Ximena
A título personal, dedico
estas palabras al ser por el cual este blog tuvo sentido y origen:
"Hijo
de mi vida, gracias por tamaña alegría. Estoy más que orgullosa de vos, te amo
con toda la fuerza que mi humilde humanidad pueda ser capaz de procesar.
Sos
mi aire, nunca me faltes."
Mamá
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