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lunes, 26 de noviembre de 2012

Curso para padres - BOLETÌN N. º 3 (segunda entrega)

Hola, homeschoolers:

... Viene de la entrada anterior...

3- Anécdota: un suceso en el tren


Stephen Covey, famoso consultor de empresas y familias, contaba una anécdota que le ocurrió cuando viajaba en tren a dar unas conferencias. Entre libros y papeles, trataba de concentrarse para preparar unos últimos conceptos que quería ofrecer en su charla. Sin embargo, en una parada habia subido un padre con 5 hijos. Mientras el hombre permanecia taciturno y callado, los hijos saltaban de acá para allá, gritaban, molestaban. El conferencista, trató de abstraerse de la situacion, pero era realmente imposible. 
Finalmente después de un largo rato de ejercitar la paciencia y tratando de controlar  el enojo que en él había ido creciendo, se dirigió al padre y le dijo: "Señor, necesito preparar una conferencia, no podria contener un poco a sus hijos?". "El hombre lo miró a los ojos y le contestó: "Usted  tiene razón. Sé que debería hacerlo, pero acaba de fallecer mi espopsa y le aseguro que no encuentro cómo seguir adelante con mi vida". El conferencista, sorprendido y conmovido, no pudo menos que abrazar a aquel hombre y a continuación intercambiaron un poco de conversación durante el viaje.
Esta anécdota nos ayuda a pensar, cuántas veces juzgamos a los demás por lo que vemos que hacen o dicen, o por lo que no hacen, sin conocer sus motivos, sus circunstancias, sus heridas, su historia. Ser conscientes que no sabemos todo sobre las personas, que puede haber explicaciones, situaciones motivos que desconocemos, nos ayuda a ser más comprensivos y a perdonar con mayor facilidad.


Prof. Alba Correa
Lic. Cecilia Scarafia

3- Cuento: El peso del rencor


El tema del día era el RESENTIMIENTO, y el maestro nos había pedido que lleváramos papas y una bolsa de plástico. Ya en clase elegimos una papa por cada persona a la que guardábamos RESENTIMIENTO. Escribimos sus nombres en cada papa y las pusimos dentro de la bolsa.
Algunas bolsas eran realmente pesadas. El ejercicio consistía en que durante una semana lleváramos la bolsa con nosotros a todos los lugares que fuéramos.
Naturalmente la condición de las papas se iba deteriorando con el paso del tiempo. El fastidio de llevar esa bolsa en todo momento me mostró claramente el peso espiritual que cargaba a diario y como mientras ponía mi ATENCIÓN en ella, para no olvidarla en ningún lugar, desatendía cosas que eran más importantes para mí. La gente dejaba de acercarse a mí por el olor de las papas.
Todos tenemos PAPAS PUDRIENDOSE en nuestra “MOCHILA” sentimental. Este ejercicio fue una gran metáfora del precio que pagaba a diario por mantener el RESENTIMIENTO por algo que ya había pasado y no podía cambiarse. Me di cuenta que cuando me llenaba de resentimiento, aumentaba mi estéss, no dormía bien y mi atención se dispersaba. Ahuyentaba a seres queridos, perdía relaciones.
Perdonar me llenó de paz y calma, alimentando mi espíritu. La falta de perdón es como un veneno que tomamos a diario en dosis pequeñas, pero que finalmente nos termina envenenando.
Muchas veces pensamos que el perdón es un regalo para el otro sin darnos cuenta que los únicos beneficiados SOMOS NOSOTROS mismos.
El perdón nos libera de ataduras que nos amargan el alma y enferman nuestro cuerpo.
No significa que estemos de acuerdo con lo que pasó, ni siquiera que lo aprobemos.
Perdonar no significa dejar de darle importancia a lo que sucedió, ni darle la razón a alguien que nos lastimó. Simplemente significa dejar de lado aquellos pensamientos negativos que nos causan dolor o enojo.
La falta de perdón nos ata a las personas con el RESENTIMIENTO. Nos tiene encadenados. La falta de perdón es el veneno más destructivo para el espíritu, ya que neutraliza los recursos emocionales que tenemos.
El perdón es una declaración que podemos y debemos renovar a diario. Muchas veces la persona más importante a la que tenemos que PERDONAR es a nosotros mismos por todas las cosas que no fueron de la manera que pensábamos.
“ALIGEREMOS NUESTRA CARGA Y ESTAREMOS MAS LIBRES PARA MOVERNOS HACIA NUESTROS OBJETIVOS”  
(Anónimo)

3-Consecuencias de no perdonar y de no pedir perdón


Conductas derivadas de no perdonar:
  • recordar con todo detalle las circunstancias de los hechos y revivir la bronca
  • pasar horas imaginando respuestas a las acusaciones justas o injustas,
  • imaginar pequeñas y grandes venganzas
  • hablar de la ofensa para buscar consenso y reafirmar la propia posición
  • hablar con casi desconocidos del tema
  • gestos agrios, miradas de reproche
  • comentarios ácidos o irónicos
  • suspiros irritados
  • reproches
  • alegría por sorprender al ofensor en falta o en desgracia,
  • búsqueda permanente de errores en el otro
¿Me perjudico cuando no perdono?
Sí. Privándome de paz, alegría, sueño, descanso por seguir dependiendo de esa persona. Dándole el poder a los demás sobre mi propia vida 

¿Perjudico a mi entorno cuando no perdono?
Cuando se habla mal del cónyuge delante de un hijo, se le clava un cuchillo en su afectividad. Porque, bueno o malo, es su padre (o madre) y ellos lo necesitan para su formación como personas. También los estoy privando de mi mejor parte, con mi mala cara, con mis comentarios hirientes sobre sus corazones.

¿Qué consecuencias tiene no pedir perdón?
Hacemos más difícil que los demás nos perdonen si no reconocemos nuestra falta, nuestro error.
Favorecemos que se acumulen sentimientos negativos hacia nosotros, que a veces estallan en el peor momento 
Nos perdemos la oportunidad de reparar el daño que causamos.

Prof. Alba Correa
Lic. Cecilia Scarafia

Video 3 - grupo 2


 http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=gnwhO2zB5pQ
 
Cariños para todos, 
Ximena  

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